Primero, reconocemos al Dios de amor dentro de nosotros mismos como
el poder curativo del miedo y director de nuestras vidas.
Segundo, conscientemente nos despojamos de cualquier cualidad
negativa, motivo, impulso, sentimiento, pensamiento, que no queremos.
Tercero, invitamos a este poder divino, a este amor del Señor, para que
llene el vacío que nuestro despojo ha creado.
Cuarto, en los tiempos específicos de oración y durante el día tendremos delante de nosotros los mismos pensamientos e imágenes positivas, sanas, plenas, estando seguros que solamente ellos y ellas están de acuerdo con la voluntad de Dios acerca de sus criaturas.
Quinto, cuando oramos creemos que hemos recibido aquella ayuda
especial que hemos pedido y actuamos como si la hubiéramos recibido.
Sexto, meditamos en Dios como Amor, en el mandamiento de Jesús de
amar y buscamos la entrada a este círculo de perfección. El amor de Dios, el amor a nosotros como hijos de Dios y el amor del prójimo como a nosotros mismos.
Séptimo, escuchamos y esperamos un cierto sentido de victoria, una cierta sensación de presencia que nos dice: "Yo estoy aquí, todo está bien, no temáis".
Octavo, ya se ha cumplido. ¡Gloria a Dios en las alturas! Te damos
gracias, Señor, porque eres la paz, porque eres nuestro Salvador.
Si seguimos esta técnica, realmente no podemos fallar al fin de cuentas,
¿por qué?; porque Dios no puede fallar. Si nosotros nos despojamos de todo lo negativo, de lo destructivo, de todo lo que esté distorsionando y aceptamos lo positivo, el amor de Dios, la paz de Dios, nuestra victoria está asegurada y no puede ser de otra manera. Dios no puede retener el bien, Él lo comunica constantemente, entonces lo que se requiere es que nosotros quitemos el impedimento y recibamos el río del amor, el torrente de la paz del Señor, el perdón, el amor, la confianza, la fe y la paz brotarán en nosotros como de una fuente inextinguible y siempre presente, si nosotros podemos hacernos a un lado y damos cabida al Espíritu del Señor que quiere colmarnos, que quiere cambiarnos y que quiere dirigirnos.
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