Señor, te alabo y te bendigo, pues tú conoces todo; tú conoces las luchas que tengo cada día de mi vida y siempre has estado a mi lado para asistirme con tu fuerza y tu sabiduría.
Señor, yo te alabo y te bendigo pues tú eres mi Buen Pastor, que tomas a esta frágil oveja entre tus brazos y, en los momentos de cansancio y de quebranto, me cargas sobre tus hombros.
Señor, yo te alabo y te bendigo porque tú eres mi roca firme sobre la cuál por
puedo apoyar mi frágil vida, y saber que los vientos huracanados no la derribarán, pues tú eres mi protector. Y si los tormentos de la vida llegaran a derribarla, tú los restaurarás, pues tú eres el divino constructor.
Señor, te alabo y te bendigo pues tu eres mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio, mi liberador.
"Cómo conservar la paz en medio de las dificultades" Gustavo Jamut
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Hace 6 meses
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