lunes, 3 de enero de 2011

El perdón a Dios

En lo más profundo de todo dolor suele haber una falta de perdon a Dios ya que en medio del dolor lo hemos culpado por desprotegernos, olvidarnos y hacernos sentir despreciados por él. Reconciliandonos con Dios logramos aceptarnos y querernos más a nosotros mismos, dejamos de culparnos llenos de escrúpulos enfermizos y le damos a la vida una base firme.
Contandole a Dios lo que siento, exprensando mis reproches, pidiendole explicaciones, doy a Dios la posiblidad de hacerme ver mi error, de sanar mi emotividad lastimada, de reconciliarse conmigo. Siendo sincero con él, Dios me devuelve la paz. Puedo decirle al Señor: " Señor, tu no eres culpable de mis sufrimientos, aunque yo no tenga una explicación; pero yo te sentia culpable. Por eso te pido perdón, por mi poca confianza, te perdono, me reconcilio contigo, te abrazo y me arrojo en tus brazos, llenos de confianza, yo sé que vas a guiar mi vida y que todo terminará bien porque lo pongo en tus manos. Dame la fuerza para terminar bien, porque lo pongo en tus manos. Dame la fuerza para llevar con alegria los dolores que no podran faltar en mi vida"

(Sanar un amor herido. Victor Fernandez)

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