lunes, 8 de marzo de 2010

En la semana unidos a Cristo y su entrega

Domingo:

Dios que es rico en misericordia por el gran amor con que nos amó, precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo (Ef 2, 4-5)

Señor Jesús, te damos gracias por que con tu vida, tu entrega hasta la muerte y tu resurrección gloriosa, nos haz salvado. Necesitamos que la fuerza de tu resurrección nos ayude a participar en la transformación del mundo. Nos consagramos a ti dispuestos a realizar tu proyecto de vida sobre nosotros en total fidelidad a Dios, nuestro Padre.
Que nuestro humilde servicio contribuya a hacerte conocer más como la fuente de toda vida. Amén.

Lunes:

Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre y del Señor Jesucristo (1 Cor, 1-3)

Padre, tú que aceptaste la entrega de tu hijo Jesús en la cruz para la redención del mundo, danos la gracia de ser purificados por el agua y la sangre que brotaron de tu corazón.
Renovados en Cristo por el agua del Bautismo, queremos caminar en una vida nueva. Ayúdanos a liberarnos del mal que aún habita en nosotros, del egoísmo y del miedo de entregarnos totalmente a ti. Libramos de nosotros mismos para que, como ofrenda vida, podamos servirte con libertad de Espíritu. Amén.

Martes:

El que tenga sed venga a mí; y beba el que cree en mí (Jn 7, 37)

Señor Jesús que nos revelas el misterio de la salvación invitándonos a beber de los ríos de agua viva que brotan de tu corazón: queremos reconocerte como nuestro redentor.
Por eso, danos un corazón nuevo hecho como el tuyo, e infunde en lo más hondo de nuestro ser un espíritu nuevo que nos ayude a amar a Dios nuestro Padre y a los hombres, nuestros hermanos.
Tú que eres la fuente de vida para la humanidad marcada por la muerte, acéptanos como colaboradores de tu plan de salvación para que contigo y en ti podamos contribuir en la redención del mundo. Amén

Miércoles:

Nadie puede decir Jesús es el Señor si no está bajo la acción del Espíritu Santo (1 Cor 12, 3)

Espíritu Santo, tu que llenas de fuego el corazón de los que buscan a Jesús, que iluminas la mente de los pobres y reúnes en tu amor a quienes se esfuerzan por amar como Jesús amó: escucha nuestra oración.
Nosotros no sabemos como orar ni qué pedir, pero tu conoces nuestros deseos y suples nuestra pobreza.
Reafirma en nuestros corazones el deseo de ofrecernos al Padre, la disponibilidad para servirlo, la alegría de sentirnos hijos suyos y hermanos de todos los hombres. Confírmanos en tu amor y tu luz. Amén

Jueves:

Estando a la mesa, Jesús tomó el pan y pronunció la bendición, luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se les abrieron y lo reconocieron. (Lc 24, 30-31)

Padrenuestro, te adoramos y te agradecemos porque en Cristo Jesús nos revelaste tu amor y nos llamaste a ser tus hijos. Su corazón abierto, manantial de agua y sangre, es el signo del amor que nos perdona los pecados, la fuente de agua vida que nos quita la sed.
Como Cristo, te ofrecemos toda nuestra vida para que venga tu Reino. Por el don del Espíritu nos consagramos a ti para ser testigos de tu amor. Padre santo, ayudamos a crecer en la unidad y orienta nuestro corazón para que viviendo según tu voluntad, la creación entera te alabe. Amén

Viernes:

Hermanos, los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una victima viva, santa, agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer (Rm 12, 1)

Te bendecimos, Padre, unidos a Jesús, tu Hijo, elevado en la cruz para nuestra salvación. De su costado abierto recibimos el don del Espíritu que nos purifica del pecado y nos renueva en la caridad. Haz que estemos disponibles para seguir a Jesús en su vida entregada por la salvación del mundo.
Te ofrecemos este día, don de tu amor y tiempo de salvación. Recibe las fatigas y las esperanzas de tu iglesia, las alegrías y los dolores de toda la humanidad. Que nuestra vida ofrecida con Cristo, se convierta en un testimonio cotidiano de la llegada de tu Reino. Amén

Sábado:

Luego dijo al discípulo “aquí tienes a tu madre” (Jn 19, 26)

Padre, tú recibiste de los brazos de María a tu hijo cuando fue presentado en el templo como primicia de una vida enteramente ofrecida, recíbenos también a nosotros, para que santificados por su entrega, vivamos en tu presencia para la salvación de nuestros hermanos.
Sobre el calvario uniste a la pasión del hijo, la compasión de la madre y la asociaste a su sacrificio, acepta el ofrecimiento de nuestra cruz cotidiana, el trabajo apostólico y la oración como cumplimiento en nosotros de la pasión de Cristo para la redención del mundo. Amén.

Dame un corazón misionero


Dame, Señor un corazón misionero. Dame cada día una fe más firme para que nunca me separe de ti. Dame esperanza, para que siempre confíe en ti. Dame más amor para amarte a ti y a todos mis hermanos y hermanas.
Tú has dicho, Señor que tienes otras ovejas que todavía no son de tu rebaño. Hazme comprender que ser cristiano significa tener un corazón misionero: ayúdame a ser en tus manos un instrumento dócil y eficaz para que todos te conozcan y te amen.
Te pido, Señor que aumentes el número de los misioneros y misioneras. Cuídalos con amor de Padre para que, sirviendo a los pobres y necesitados, sena entre ellos signos y constructores de paz, de justicia y de solidaridad. Amen

Señor, quiero seguirte


Señor, quiero seguirte. Tú haz llamado a quienes haz querido, llámame a trabajar por ti, como apóstol de tu amor. Quiero seguirte, señor, a pesar de las incomprensiones de los demás, a pesar de mis momentos difíciles, a pesar de las horas del cansancio.
Quiero seguirte Señor, porque quiero poner la mano en el arado y emprender el camino que tu seguiste. Porque quiero tener un corazón generoso que responda con generosidad a tu llamada.
Quiero vivir las exigencias de tu amistad, deseo comprender antes que ser comprendido. Deseo ayudar antes que ser ayudado. Deseo servir, antes que ser servido. Deseo dar antes que recibir.
Cuenta Señor con mi vida para trabajar en la construcción de un reino de amor y proclamar la verdad de tu evangelio. Ayúdame, señor a ser fiel a mi opción por ti. Amén.

Oración

Para librarnos, eres Salvador

Para redimirnos, eres Cordero

Para hablarnos, eres Palabra

Para iluminarnos, eres Luz

Para conducirnos al Reino, eres Camino

Para revelarnos al Padre, eres Verdad

Para renovarnos, eres Vida

Para compartir nuestra suerte, eres Hermano

Para enseñarnos, eres Maestro

Para apacentarnos, eres Pastor

Para introducirnos en tu rebaño, eres Puerta

Para acompañarnos, eres Amigo

Para alimentarnos, eres Pan

Para alegrarnos, eres Vid

Para reconciliarnos, eres Paz

Para curarnos, eres Médico

Para defendernos, eres Abogado

Para darnos firmeza, eres Piedra angular

Para hacernos felices, eres Servidor

Para enriquecernos, eres Rey

Para bendecirnos, eres Sacerdote

Para santificarnos, eres Templo

Para interceder por nosotros, eres Mediador

Para colmar nuestra esperanza, eres Mesías

Para saciarnos eternamente, eres Dios

San Cirilo, obispo de Jerusalen (s. IV)