domingo, 7 de febrero de 2010

La oración personal y contemplativa

Podemos confirmar lo importante que es para la sanación interior la oración contemplativa, pues esta pone en movimiento la purificación interior.
Es una especie de psicoterapia divina, concebida orgánicamente para cada uno de nosotros, para vaciar nuestro inconciente y liberarnos de los obstaculos que impiden el libre fluir de la gracia en nuestras mentes, emociones y cuerpo.
Cuando entramos en la habitación interior para encontrarnos con nuestro Padre corremos la cortina de nuestros pensamientos superficiales, para conocer en lo más profundo, aquello que nuestro Padre quiere enseñarnos. Entonces, él, como terapeuta divino rehace nuestra historia personal.
La obra que realiza el Padre, junto a Jesús, nuestro sanador, y al Espíritu Santo, quien nos consuela, puede asemejarse a la tarea de un arqueólogo, que comineza a trabajar desde las capas exteriores de antiguas contrucciones.
Capa por capa, como en una excabación arqueológica el nos va guiando hacia la infancia llevandonos, en cada momento de la oración a niveles más profundos de atoconocimiento y fortalecimiento espiritual.
Recién cuando la tarea de restauración está completa en uno de esos niveles él nos transportará a otra area que necesita ser restaurada. En esa tarea interior no se pude saltar etapas.
La oración personal y contemplativa puede ser de gran ayuda para recorrer el camino hacia la infancia espiritual pues irán cayendo nuestras defensas, creadas para sobrevivir en las situaciones dolorosas de la infancia y asi irá creciendo nuestra confianza en Dios.
Este proceso de oración nos capacita para afrontar el lado oscuro de nuestra personalidad.
Sabemos que Dios nos conoce por completo y así nos ama.
En la contemplación nos volvemos como el niño que se amamanta apaciblemente del pecho materno pues en ese momento, el orante se amamanta del amor y de las gracias de Dios.
Podemos quedarnos quietos y no hacer nada, sino tan solo reposar y recibir de Dios que nos quiere llenar de cosas buenas.
En ese profundo reposar de la oración, llegamos a sentirnos como un niño en los brazos de Dios, donde la basura emocional acumulada por años en nuestro cuerpo y en nuestra mente comienza a ser evacuada por el poder del Espíritu.

P. Gustavo Jamut. La confianza en Dios, un camino posible.

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