domingo, 15 de noviembre de 2009

Oracion de contemplacion

Las señales de que el alma entró en la contemplación, según san Juan de la Cruz, son las siguientes:
-Cuando el alma gusta de estarse a solas con atención amorosa y sosegada en Dios.
-Dejar estar el alma en sosiego y quietud, atenta a Dios, aun pareciéndole estar perdiendo el tiempo, en paz interior, quietud y descanso.
-Dejar libre al alma sin preocuparse de pensar o meditar. Sólo una advertencia sosegada y amorosa a Dios.

a) Silencio. Hacer vacío interior. Suspender la actividad de los sentidos. Apagar recuerdos. Desligar preocupaciones.
Aislarse del mundo exterior e interior. No pensar en nada. Mejor, no pensar nada.
Quedar más allá del sentir y de la acción sin fijarse en nada, sin mirar nada ni dentro ni fuera. Fuera de mí, nada. Dentro de mí, nada.
¿Qué queda? Una atención de mí mismo a mí mismo, en silencio y paz.

b) Presencia. Abrir la atención al Otro, en fe, como quien mira sin pensar, como quien ama y se siente amado.
Evitar "figurarse" a Dios. Toda imagen o forma de Dios debe desaparecer. Es preciso "silenciar" a Dios de cuanto signifique localidad. A Dios no corresponde el verbo estar, sino el verbo ser. El es la Presencia Pura y Amante y Envolvente y Compenetrante y Omnipresente.
Sólo queda un Tú para el cual yo soy una atención abierta, amorosa y sosegada.
Practicar el ejercicio auditivo hasta que la palabra "caiga" por sí misma.
Quedar sin pronunciar nada con la boca, nada con la mente.

Mirar y sentirse mirado.
Amar y sentirse amado.
Yo soy como una playa.
El es como el mar.
Yo soy como el campo.
El es como el sol.
Dejarse iluminar, inundar, AMAR.

DEJARSE AMAR.

Fórmula del ejercicio:
Tú me sondeas.
Tú me conoces.
Tú me amas.

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