martes, 22 de diciembre de 2009

La oración en la psicoterapia

Primero, reconocemos al Dios de amor dentro de nosotros mismos como

el poder curativo del miedo y director de nuestras vidas.

Segundo, conscientemente nos despojamos de cualquier cualidad

negativa, motivo, impulso, sentimiento, pensamiento, que no queremos.

Tercero, invitamos a este poder divino, a este amor del Señor, para que

llene el vacío que nuestro despojo ha creado.

Cuarto, en los tiempos específicos de oración y durante el día tendremos delante de nosotros los mismos pensamientos e imágenes positivas, sanas, plenas, estando seguros que solamente ellos y ellas están de acuerdo con la voluntad de Dios acerca de sus criaturas.

Quinto, cuando oramos creemos que hemos recibido aquella ayuda

especial que hemos pedido y actuamos como si la hubiéramos recibido.

Sexto, meditamos en Dios como Amor, en el mandamiento de Jesús de

amar y buscamos la entrada a este círculo de perfección. El amor de Dios, el amor a nosotros como hijos de Dios y el amor del prójimo como a nosotros mismos.

Séptimo, escuchamos y esperamos un cierto sentido de victoria, una cierta sensación de presencia que nos dice: "Yo estoy aquí, todo está bien, no temáis".

Octavo, ya se ha cumplido. ¡Gloria a Dios en las alturas! Te damos

gracias, Señor, porque eres la paz, porque eres nuestro Salvador.

Si seguimos esta técnica, realmente no podemos fallar al fin de cuentas,

¿por qué?; porque Dios no puede fallar. Si nosotros nos despojamos de todo lo negativo, de lo destructivo, de todo lo que esté distorsionando y aceptamos lo positivo, el amor de Dios, la paz de Dios, nuestra victoria está asegurada y no puede ser de otra manera. Dios no puede retener el bien, Él lo comunica constantemente, entonces lo que se requiere es que nosotros quitemos el impedimento y recibamos el río del amor, el torrente de la paz del Señor, el perdón, el amor, la confianza, la fe y la paz brotarán en nosotros como de una fuente inextinguible y siempre presente, si nosotros podemos hacernos a un lado y damos cabida al Espíritu del Señor que quiere colmarnos, que quiere cambiarnos y que quiere dirigirnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario