domingo, 5 de julio de 2009

Primera ejercitación de oración

Durante este primer envío hemos reflexionado sobre lo importante que es dedicar un momento del día al encuentro personal con el Señor mediante la oración. Te invito a que esta semana trates de reorganizar tus horarios de modo que te asegures poder orar un ratito todos los días.
Para este fin como primera actividad piensa un horario fijo al que puedes dedicarte todos los días a orar y trata de ser fiel a él y además piensa un horario alternativo en el que puedas dedicarte a rezar si por algún imprevisto un día no puedes orar en el horario seleccionado.

Horarios de oración

Todos los días rezará a las………………………………………………….

Si por alguna razón un día en ese horario no puedo entonces mi horario de

Oración será………………………………………………………………..


En segundo lugar te pido que al realizar tu oración personal y definir el horario adecuado para hacerlo, también estés muy atenta a elegir el lugar correcto. Esta semana vamos a trabajar especialmente en la búsqueda de un lugar adecuado para la oración.

Emplea media hora para la oración (si te resulta dificultoso orar media hora divídalo en dos periodos de 15 minutos)

Un cuarto de hora en preparar el clima interior adecuado. Cada día, al finalizar la oración piensa en un compromiso para realizar al día siguiente para que la oración dé sus frutos y pídele a la virgen que te acompañe.

Primer día: Hoy te propongo que reces frente a Jesús en alguna capillita o Iglesia que te guste. En el primer momento de preparar el clima interior pídele a Jesús que te enseñe a orar así como lo hizo con sus discípulos. Anímate a hablar con Él como un amigo con el que quieres empezar una relación distinta basada en la ternura y la confianza mutua.

Segundo día: Hoy la propuesta es que reces al aire libre para que descubras que Dios está presente de un modo especial en la naturaleza. Sería bueno que puedas disfrutar de encontrarlo en todos lados, que te abandones a sentir su presencia en todo lo que te rodea.
Tercer día: Hoy vamos a rezar en algún lugar tranquilo de nuestra propia casa. Los puede ayudar prepararlo de alguna manera especial (una imagen de Jesús o de la Virgen, una vela, o cualquier otra cosa que simbolice para ustedes la presencia de Dios).

A partir del cuarto día trata de buscar diferentes lugares que te parezcan adecuados para probar distintas maneras de encontrarte con Dios. Este ejercicio es para que se te des cuenta de la importancia de elegir cuidadosamente el lugar para rezar y para que, a partir de ahora, ores en el lugar donde la presencia de Dios se te manifieste más claramente.

Cada mañana al levantarte reza el salmo 131 (La infancia espiritual) para recordar y rezar alguna frase durante todo el día, cada vez que lo necesiten.

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