domingo, 27 de septiembre de 2009

Una dificultad al orar: la falta de fe

No descubrir a Dios en la oración ni en la vida cotidiana; no creer en (o tener poca fe en) la utilidad/eficacia de la oración - - con el resultante decaimiento del esfuerzo de orar/falta de interés en orar; no creer ya en Dios (o por lo menos, no querer orar aunque se sabe que existe).
También aquí hay diferentes causas: la primera debida a la negligencia del orante, la segunda es normalmente una carencia inadvertida, y la tercera sin responsabilidad alguna de parte de la persona que la sufre.

a) tibieza: (negligencia/pereza en poner los medios necesarios para fomentar la vida espiritual; falta de disciplina en la vida cristiana; “acedia” en la tradición monástica)

Poca fe debida a su poca oración. Cuanto menos uno ora, menos creerá en Dios (“ojos que no ven…”); cuanto más uno ora, más creerá en Dios. (I. Larrañaga eleva esta idea a nivel de un principio de la vida espiritual en su libro Muéstrame tu Rostro.) Es difícil mantener una amistad con quien se ha dejado de ver…

Remedios para la poca fe: ¡orar más! Aumenta la fe orando. Hay una división radical en la vida de fe entre una mediocridad progresiva y el heroísmo de la santidad. “No es razón que amemos con tibieza a un Dios que nos ama con tanto ardor” (S. Alfonso Mª de Ligorio, Visitas al Smo. Sacramento, 4). Una hora de oración diaria para religios@s…
Remedios para la tibieza: además de la disciplina ya mencionada, meditación sobre las grandes realidades de nuestra fe (Sto. Tomás de Aquino, Suma Teologica, IIaIIae 82), vidas de los santos, y el contacto con personas apasionadas de Dios (contagio).


b) oración empobrecida: (‘desnutrición’ en la vida de fe; oración raquítica…)

Debido a una oración demasiado subjetiva/espontánea, o por falta de una ‘dieta balanceada’, nuestra fe puede irse debilitando - - si bien imperceptiblemente y sin intención expresa de nuestra parte. Puede llegar al extremo de no poder sostener una actitud de fe frente a los retos o escándalos que la vida nos presenta - - y nuestra vida cristiana viene abajo. Hay que nutrir la fe, la vida espiritual, con la lectura bíblica y espiritual y el estudio, con el Rosario, con los sacramentos (especialmente la Eucaristía). También es bueno utilizar la liturgia como fuente de la oración personal, ya que es “el principal instrumento del magisterio ordinario de la Iglesia” (Pio XI).


c) diversos traumas: (el choque producido por los grandes sufrimientos de la vida, o bien cosas relacionadas con los consagrados, pueden afectar negativamente la oración, restándole vida y convicción, dejando sólo la cáscara de prácticas religiosas)

Causado por diferentes traumas: la muerte de un ser querido (especialmente después de un largo sufrimiento, sobremanera si uno ha “pedido con mucha fe que lo sane”); abuso sexual, físico o emocional; sufrimientos o enfermedades inexplicables o no merecidos (aparente “mala suerte”, maldición o injusticia); escándalo dado por sacerdotes o religiosos/as, y en particular la liturgia o sacramentos celebrados de forma indignante.
Tratamiento: primero, a nivel fisiológico, distensionarse mediante ejercicios de relajación, respiración, bañarse; sano esparcimiento, etc. Luego, colocarse bajo la mirada amorosa de Dios y empapar el calor de su amor (cual “baño del sol”). Oración de perdón (perdonar a los que le han hecho sufrir, incluyendo a Dios); oración de sanación interior. También sana estos traumas el contacto con personas llenas de bondad. Otros recursos recomendados: Sal 103; las historias de José (Gén 37-50), Rut y Tobit (en sus libros respectivos); caséts del P. Larrañaga sobre la reconciliación; varios libros de autores de la renovación carismática sobre la “sanación de recuerdos”.
Estas personas tienen dificultad en creer en la bondad de Dios después de haber sufrido/visto a otro sufrir tanto. Por eso también ayuda una oración compartida de cerca con alguien de fe segura y con una apreciación sentida de la tremenda bondad de Dios (p.ej. una oración vocal de tal persona para la persona traumatizada): en tales casos la “oración de fe” puede lograr -–por gracia de Dios-- que reviva la confianza y fe en el amor de Dios, de parte de la persona traumatizada. Algo así como Elías cuya oración hizo que el soplo del niño regresara (1 Rey 17,21s; cf. Sant 5,16), o como el calor de una vela a veces prende una mecha recién apagada por “contagio”.

1 comentario:

  1. Hey! This іs mу fiгѕt сommеnt here sο I just wаnteԁ to give а quick shout out and tell you I reаlly enjoy reaԁing through your
    blog postѕ. Can yοu suggest any othеr
    blogs/ωebsitеs/forumѕ that go over
    the same subϳectѕ? Thanks a
    lot!

    my web pаge :: Tantric Massage In London Info
    Feel free to surf my web page ... sensual massage

    ResponderEliminar