domingo, 21 de febrero de 2010

Oración de Santo Tomás de Aquino para vivir sabiamente

Concédeme, misericordioso Señor, que aquellas cosas que te agradan ardientemente desee, prudentemente busque, verazmente conozca y perfectamente cumpla por alabanza y gloria de tu nombre.
Ordena, Dios mio, mi vida; haz que conozca lo que pides que haga y haz que lo realice como corresponde y conviene a mi alma.
Dame, Señor Dios mio, no retroceder en lo próspero y lo adverso, para que en aquello no me ensoberbezca y en esto no me abta. De nada me alegre o entristezca, sino en lo que me conduzca o aparte de ti. Que me sean despreciables, Señor, todas las cosas transitorias y me sean valiosas todas las cosas eternas.
Hazme, Señor mio, obediente sin contradicción, pobre sin abatimiento, casto sin corrupción, paciente sin murmuración, humilde sin ficción, alegre sin ser disuelto, pronto sin pesadez, ágil sin liviandad, temeroso de ti sin desesperación, verás sin doblez, obrador del bien sin presunción, corrector del prójimo sin exageración, edificante con la palabra y el ejemplo sin simulación.
Dame, Señor un corazón vigilante al que ningun pensamiento curioso separe de ti, noble, al que no rebaje ninguna afección indigna, recto al que no tuerza ninguna intención siniestra, firme al que no quebrante ninguna tribulación, libre al que no esclavise ningun afecto violento.
Condeme, Señor Dios mio, inteligencia para conocerte, diligencia para buscarte, sabiduria para encontrarte, trato para agradarte, fidelidad perseverante para esperarte y confianza de que al fin te poseeré.
Dame que las penas que aqui me afligen me sirvan como penitencia; tus beneficios en el camino como gracia, tus gozos en el cielo como gloria. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen

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