domingo, 26 de julio de 2009

Tengo sed de ti

“Mira que estoy a la puerta y llamo”… (Apoc3, 20)

Esta oración tiene como objetivo abrir las puertas del propio corazón al amor misericordioso de Dios y sanar la imagen equivocada de un Dios lejano y rigorista, para así poder permitirle al Espíritu Santo que plasme en tu corazón el rostro amoroso de Dios.

Es verdad. Estoy de pie a la puerta de tu corazón de día y de noche. Aun cuando no estás escuchando, aun cuando dudas que pudiera ser yo, allí estoy. Espero hasta la más pequeña señal de tu respuesta, hasta la más pequeña sugerencia de invitación que me permita entrar.

Quiero que sepas que cuando me invitas, vengo siempre, sin falta. En silencio e invisible vengo, pero con poder y un amor infinitos, trayendo muchos dones del Espíritu Santo. Vengo con mi misericordia, con mi deseo de perdonarte y de sanarte, y con un amor hacia ti que va más allá de tu comprensión; un amor en todo punto tan grande como el amor que he recibido de mi Padre (“Yo los he amado a ustedes como el Padre me ama a mí… Jn 15,9).

Vengo deseando consolarte y darte fuerzas, levantarte y vendar todas tus heridas. Te traigo mi luz, para disipar tu oscuridad y todas tus dudas. Vengo con mi poder, para llevarte a ti y todo lo que pesa sobre ti, con mi gracia, para tocar tu corazón y transformar tu vida, y con mi paz para tranquilizar tu alma.

Te conozco completamente, sé todo acerca de ti. He contado hasta los cabellos de tu cabeza. No hay nada en tu vida que no tenga importancia para mí. Te he seguido a través de los años, y siempre te he amado, hasta en tus extravíos. Conozco cada uno de tus problemas. Conozco tus necesidades y tus preocupaciones. Y también conozco todos tus pecados.

Pero te digo de nuevo que te amo, no por lo que tienes o por lo que has hecho, te amo por ti, por la belleza y dignidad que mi Padre te dio al crearte a su propia imagen. Es una dignidad que muchas veces has olvidado, una belleza que has empañado con el pecado. Te amo como eres, y he derramado mi Sangre para rescatarte. Basta que me lo pidas con fe y mi gracia tocará todo lo que necesita ser cambiado en tu vida y yo te daré la fuerza para liberarte del pecado y de su poder destructor.

Sé lo que hay en tu corazón, conozco tu soledad y todas tus heridas, los rechazos, los juicios negativos, las humillaciones. Yo soporté todo eso antes que tú. Y todo lo sobrellevé por ti, para que pudieras participar en mi fuerza y en mi victoria. Conozco toda tu necesidad de amor, cuánta tienes sed de ser amado y estimado.

Pero muchas veces has tenido sed en vano, buscando ese amor con egoísmo, tratando de llenar el vacío interior con placeres pasajeros, con el vacío aun mayor del pecado. ¿Tienes sed de amor? “Venga a mi el que tiene sed” (Jn 7, 37). Yo te saciaré y te llenaré. ¿Tienes sed de ser amado? Te amo más de lo que puedes imaginar, hasta el punto de morir en la cruz por ti.

Tengo sed de ti. Sí, ésa es la única manera en que apenas puedo empezar a describir mi amor por ti: TENGO SED DE TI. Tengo sed de amarte y ser amado por ti. Eso indica lo precioso que eres para mí.

TENGO SED DE TI. Ven a mí, y yo llenaré tu corazón y sanaré tus heridas. Te haré una nueva creación y te daré la paz, aun en tus pruebas.

TENGO SED DE TI. Nunca debes dudar de mi misericordia, de mi aceptación de ti, de mi deseo de perdonarte, de mi deseo de bendecirte y de vivir mi vida en ti.

TENGO SED DE TI. Si te sientes tu poca importancia a los ojos del mundo, eso no importa nada. Para mí es como si nadie en el mundo fuera más importante que tú. (no hay nadie mas importante en el mundo que tú).

TENGO SED DE TI. Se dócil, ven a mí, ten sed de mí, dame tu vida, y yo te probaré lo importante que eres tú para mi corazón.

¿No sabes que mi Padre ya tiene un plan perfecto para transformar tu vida, empezando desde este momento? Ten confianza en mí. Pídeme todos los días que me entere y me encargue de tu vida, y lo haré. Te prometo ante mi Padre en el cielo, que haré milagros en tu vida. ¿Por qué haría yo esto? Porque TENGO SED DE TI. Todo lo que te pido es que te confíes completamente a mí. Yo haré todo lo demás. ¿¿¿???

Desde ahora ya veo el lugar que mi Padre te ha preparado en mi reino. Acuérdate que eres peregrino en esta vida, en camino hacia casa. El pecado nunca te puede satisfacer, ni traerte la paz que necesitas. Todo lo que has buscado fuera de mí sólo te ha dejado mas vacío; así que no te apegues a las cosas de este mundo.

Sobre todo, no te alejes de mí cuando caigas. Ven a mí sin tardanza. Cuando me das tus pecados, me das la alegría de ser tu Salvador. No hay nada que yo no pueda perdonar y sanar; así que ven ahora y desahoga tu alma.

No importa lo mucho que te hayas alejado, no importa cuántas veces me olvides, no importa cuántas cruces lleves en esta vida. Hay algo que quiero que recuerdes siempre: TENGO SED DE TI, tal como eres. No necesitas cambiar para creer en mi amor, porque será tu fe en mi amor la que te cambiará.

Tú te olvidas de mí, y sin embargo, yo te busco a cada momento del día; de pie a la puerta de tu corazón, toco y llamo. ¿Piensas que esto es difícil de creer? Entonces mira la Cruz, mira mi Corazón que fue traspasado por ti. ¿No has comprendido mi cruz? Entonces escucha otra vez las palabras que dije allí, pues te dicen claramente por qué sufrí todo esto por ti: “TENGO SED” (Jn 19,28); sí, tengo sed de ti. Como dice el salmo: “Esperé compasión inútilmente, esperé alguien que me consolara y no lo hallé” (Sal 69,21).

Toda tu vida has estado buscando amor. Y yo nunca he dejado de amarte y de buscar tu amor. Tú has ido tras muchas otras cosas buscando felicidad; ¿Por qué no tratas de abrirme tu corazón, ahora mismo, más de lo que nunca has hecho antes? Siempre que me abras la puerta de tu corazón, siempre que me acerques lo suficiente, me oirás decir una y otra vez, no en meras palabras humanas, sino en espíritu: “No importa lo que hayas hecho; te amo por ti mismo. Ven a mí con tu miseria y tus pecados, con tus problemas y necesidades, y con todo tu deseo de ser amado. Estoy a la puerta de tu corazón y toco... ábreme, porque TENGO SED DE TI

Deja que el Espíritu Santo guíe tu respuesta al Señor por medio de esta profunda meditación

No hay comentarios:

Publicar un comentario