Todo cristiano es hijo de Dios y quiere desarrollar esa relación. Todo cristiano desea el grado de comunicación con Dios que se alcanza a través de la oración. Pero cuando se le pregunta a la gente: “¿Haces oración regularmente?”, por lo general la respuesta es “he tratado pero no puedo” o “no funciona” o “ese es el punto débil de mi vida cristiana”. Cristianos que aman a Dios, que se quieren acercar a El, que sienten necesidad de la oración, admiten, una y otra vez, derrota, frustración y desánimo. ¿Qué pasa? ¿Por qué ocurre esto?
Hay ciertas realidades humanas básicas, que son la causa de las dificultades de la oración. Sobre ella trataban los libros espirituales más antiguos, pero hoy día no se leen. Se piensa equivocadamente que los cristianos llenos del Espíritu no tienen necesidad de enfrentarse a sí mismos como seres humanos y trabajar su naturaleza. Pero somos seres humanos, el Espíritu de Dios lo sabe y lo respeta. Su trabajo es, precisamente, transformar nuestra naturaleza lo que hace que nuestra vida espiritual sea rica o pobre, parece ser mundano y poco espiritual, pero es ahí donde el Espíritu de Dios está trabajando.
Nos avergüenza reconocer que las cosas que estancan nuestra vida espiritual sean tan mundanas, pero por lo general estas cosas bien mundanas, que preferimos ignorar, son precisamente las que estancan nuestra comunicación con Dios. No es poco espiritual enfrentarnos y luchar contra la aridez, las distracciones, la dificultad para concentrarse (problemas humanos dominados por procesos humanos). El Espíritu de Dios quiere meterse y penetrar en esos problemas. Para permitirle eso debemos entender lo que está pasando y aplicar las leyes de crecimiento en la oración, que le darán libertad para hacer de nosotros hombres y mujeres de oración. Las dificultades que producen estancamientos en la oración pueden ser vencidas.
Las dificultades más comunes
1) “Estar muy ocupado”: es una fuente común de dificultades. Hay muchas cosas, asumir demasiadas responsabilidades, llevar a cabo muchos proyectos, es incompatible con la necesidad de tener un estado de paz básico que es imprescindible en la oración. Sencillamente hay que establecer prioridades. Muchos sufren en esta sobrecarga psíquica y no pueden calmarse lo suficiente para hacer oración. La mayoría de las personas que asisten a la iglesia hoy día, tratan de hacer demasiadas cosas, demasiado pronto, sin haber llegado primero a una unión interior con Dios y con su Espíritu, que pueda hacer que su trabajo de fruto. Están tan ocupados que es imposible tener una experiencia de Dios como Padre y como Señor que los ama. Lo único que les podría ayudar sería eliminar algunas de las cosas que están causando esta sobrecarga.
2) No tomarse suficiente tiempo: es otra causa de aridez innecesaria y de distracción en la oración. Muchas personas terminan la oración antes de haberse tranquilizado lo suficiente de su actividad diaria, lo que les impide entrar profundamente en ella. No es suficiente pasar cinco o diez minutos tratando de orar; ese es el tiempo que muchos necesitamos tan solo para tranquilizarnos y orientarnos. La mayoría de las personas necesita de 15 o 20 minutos para llegar al punto en que la oración es posible. Según progresamos en la oración el tiempo se acortará, pero siempre necesitaremos algún tiempo nada más que para ponernos en presencia de Dios.
3) El no perseverar por suficiente cantidad de tiempo: Muchos tratan de hacer oración algunos días o semanas y después no siguen, y así nunca llegan al punto de contacto habitual donde Dios puede alcanzar a obrar. Orar esporádicamente quiere decir empezar una y otra vez desde el principio, que es el paso más difícil y que da menos satisfacción en la oración. Seguir fiel por un periodo razonable de tiempo, digamos un mes o más, es necesario para que la oración empiece, como quien dice, a funcionar como debe; para que algo empiece a pasar regularmente entre Dios y la persona.
4) No estar en paz en nuestra relación básica con el Señor y con los demás: Si estamos tratando de rezar y comunicarnos con Dios y hay algo que no está bien en nuestra actitud hacia él o hacia los demás, tiene que resultarnos difícil y hacernos sentir insatisfechos. Si no entregamos al Señor alguna parte de nuestra vida, si tenemos un pecado sin confesar y del cual no queremos arrepentirnos, sino queremos seguir la inspiración del Espíritu a hacer algo o a dejar algo, tenemos que necesariamente experimentar una falta de paz. Confesar nuestro pecado, arrepentirnos de nuestra dureza de corazón, y seguir fielmente la inspiración de su Espíritu abrirá el camino a la oración. Si tenemos problemas en nuestra relación con las personas también tendremos en nuestra vida con Dios.
5) Tomar parte en conversaciones o entretener pensamientos triviales y mundanos: El Espíritu de Dios debe penetrar, a través de la oración, todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo nuestras conversaciones, nuestros pensamientos, nuestra forma de vestir y nuestras actitudes. Si resistimos su intento de transformarnos en estas áreas, si nos aferramos a nuestra antigua forma de hablar o pensar que lo entristecen, encontraremos dificultad en la oración. Una conversación tonta, sin sentido, o tomar parte de chismes o conversaciones de doble sentido, pueden apagar el espíritu de oración. Es importante para el crecimiento de nuestra vida en unión con Dios el ser fieles a su deseo de hacernos puros y santos en pensamientos y palabras.
6) No entender el papel que juegan los desencantos y las tribulaciones: Dios nos dice que una vez que le hemos entregado nuestra vida y empezando a amarle y a servirle, todo serviría para nuestro bien, aun aquellas cosas que parecen ser negativas y contraproducentes. El nos ha prometido sacar bien de todo lo que nos pase, y nos dice que entendemos que éste es su propósito y que tengamos confianza en él.
7) No saber responder a nuestro sentimiento de debilidad e inferioridad: Muchos tenemos una espina en la carne que nos tienta a pensar que estamos fuera de la gracia de Dios. Sentimos que: si este problema se solucionase, si nuestra vida pasada fuese diferente, etc entonces podríamos ser lo que dios quiere que seamos. Pero se nos ha dado esta espina en la carne con un propósito, o mejor, quiere usarla para algo, para llevarnos a una mayor dependencia de El, y así sepamos que la gloria es de El y no nuestra. En vez de hacernos desesperar, el saber que somos débiles debiera llevarnos a entregarnos más que nunca a la misericordia de Dios, poniendo en El una confianza mucho más profunda y sabiendo que El hará de nosotros lo que quiera.
La victoria
Nada puede evitar que un hijo de Dios se desarrolle al máximo en Cristo. No hay dificultad que impida nuestra creciente comunicación con Dios que no pueda ser vencida con perseverancia y puesto bajo el Señorío de Cristo. Para vencer algunas dificultades hará falta el apoyo y la ayuda de todos los hermanos. El deseo del Corazón del Señor es que crezcamos en y a través de la oración.
¿Con que dificultades te identificas? ¿Hay alguna dificultad para orar que no este contemplada en el texto?
(Extraido del libro "La oración personal" Editorial de la Palabra de Dios)
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Hace 6 meses
i lov it so cute and so important
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