viernes, 27 de noviembre de 2009

Sana, Señor la edad adulta


Espíritu Paráclito, aunque camine por valles de sombra y de muerte, no temeré. Aunque la oscuridad aseche a mi alma no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo. Por eso me animo a pedirte que permitas que vengan a mi memoria, aquellos acontecimientos de la edad adulta, que aún contaminan mi interior con emosiones negativas, especialmente con tristeza, amargura y frustración. Pero, especialmente, mientras vayas hablando a mi memoria y a mi corazón, te pido poder experimentar cuanto me amas, cuando escucho llover; me dices que me amas en cada atardecer, lo dices sin palabras, tan solo con el latido de mi corazón, o con aquellos detalles con los cuales me agasajas; lo dices cada mañana con mi respirar.
Dame la gracia de la sanación interior para revalorizar todos los pequeños regalos diarios con los cuales cada día me estás diciendo que me amas y que me buscas, porque conmigo quieres estar para colmarme de tu alegría nueva cada día, para llevarla a los demás.

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